Madrugué y conseguí llegar a la cima de Buey antes del amanecer.
Castillo de Vinuesa, todavía en la oscuridad.
Generalmente, escuché pocos tiros durante los tres días, pero algunas palomas y malvices no se libraron...
Hoyos de Iregua.
Vista atrás hacia el Castillo de Vinuesa.
Sierra del Portillo de Pinochos y el valle del Río Razón.
Hacia el Cebollera.
Cima de Cebollera. Viento y frío.
Laguna Cebollera.
Nieve reciente.
Bonito offtrail que no me esperaba.
Mesa de Cebollera y Pico Verde.
Embalse de Pajares.
Vista atrás hacia la Mesa de Cebollera y el Pico Verde.
Relieves casi siempre suaves.
Ya tenía a la vista el Puerto de Piqueras, pero la forma de llegar hasta él no estaba clara.
Acabé atravesando un laberinto de pequeños pinos. Resultó entre divertido y mareante.
Cuando acabé con el laberinto, comprobé que lo podía haber evitado fácilmente. Aún así, las dificultades no cesaron. Tenía planificado recargar agua poco antes del alto del puerto, en una fuente que llevaba registrada en la hoja de ruta, pero me la encontré sin agua y tuve que improvisar, ya que no esperaba poder conseguir líquido en los siguientes 25km.
Riberas de los ríos Baos y Cidacos. En ellas se encuentran icnitas de dinosaurios, es decir, huellas fosilizadas.
Comienzo de los molinos, cerca de la cima de Avellanosa.
Al final, unos cazadores me suministraron algo más de 1 litro, con el que regulando, pude solventar la situación sin deshidratarme demasiado.
Mar de aerogeneradores con el Moncayo detrás. Aunque aislada del resto del Sistema Ibérico, es su cima más alta.
Vértice geodésico de Pedraiza.
Como se ve en la hierba de la foto anterior, el viento empezaba a pegar con fuerza.
Acabé con los molinos casi de noche.
Y ya completamente de noche, llegué al Puerto de Oncala.
En un principio, el plan era hacer unos 12km más al día siguiente, pero viendo que lo único que iban a aportar a la ruta eran complicaciones para llegar a Soria, decidí dar la ruta por finalizada.
Como apenas tenía agua, empezé a bajar carretera abajo hasta conseguirla, a la vez que hacía autostop. En 5 minutos estaba montado en un coche rumbo a Soria. Para mi sorpresa, me dejaron en una gasolinera a las afueras, pero en otros 5 minutos volví a estar en otro coche rumbo a la estación de autobuses. Gracias.
En resumen, una gran ruta, que podría haber sido mejor si no hubiese sido por la sequía que encontré.
¿Qué opinas?
Añade un comentario: