Los códigos éticos y conjuntos de leyes dirigen la conducta, para bien y para mal.
Sirven de guía vital, pero también pueden resultar perjudicialmente limitantes en algunos casos, por su rigidez [1].
El equilibrio podría estar en que cada persona establezca su código ético y lo respete, pero que vaya actualizándolo e incluyendo excepciones.
Referencias
1. HAYBRON, Dan. Life satisfaction, ethical reflection, and the science of happiness. Journal of Happiness Studies, 2007, vol. 8, p. 99-138.
¿Qué opinas?
Añade un comentario: