La libertad de pensamiento no existe, porque nos vemos influenciados por todo lo que nos rodea. Pero puedo:
- Elegir de qué rodearme.
- Protegerme ante manipulaciones de mi pensamiento: ofertas, publicidad, medios de comunicación.
- La privacidad en aparatos digitales es una forma de protegerme a mí y a mis iguales.
- Conocer mis sesgos cognitivos.
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