Regalos

Recibirlos condiciona mi conducta, ya que tengo que adaptar mi vida al regalo. El regalador suele regalar de forma sesgada por sus gustos, siendo imposible que se ponga 100% en mi piel. Por esos motivos, por defecto, prefiero no recibirlos, ni tampoco darlos, para no condicionar a otras personas.

Hago excepciones si nos conocemos muy bien o nos preguntamos sobre gustos, estando dispuestos a aceptar un rechazo. Idealmente, el regalo debe ser difícil de adquirir por parte del regalado (elaboración propia, producto local, etc). En caso de regalo inapropiado no rechazado, si es rápidamente consumible condicionará durante menos tiempo.

¿Cómo digo NO a un regalo?

Desde el agradecimiento, trato de naturalizar el rechazo a los regalos que no son óptimos, como forma de profundizar en relaciones honestas y conocernos. Recordemos que el acto de regalar es una de las muchas estrategias posibles para equilibrar nuestros recursos. Si alguien me invita a comer a su casa lo considero un regalo, pero soy flexible y agradecido, para que el invitador no sienta presión en ese escenario.