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Vuelta al Aneto: Fotos: Día 1

Días: 1 - 2

Después del madrugón, el viaje de noche y encontrarme un desprendimiento en una solitaria carretera y tener que darme la vuelta, por fin llego a Benasque y decido recuperar el tiempo perdido saliendo desde el camping Aneto en vez de desde el pueblo.

Ya desde la salida, el cielo no da demasiada confianza, pero lo compensan los colores del otoño.







Voy ascendiendo por una cómoda pista, donde aprovecho a llevar una buena velocidad, sabiendo que a partir del collado Vallibierna tendré que ir muy despacio.





A medida que voy ganando altura, la cosa se va poniendo más gris, cayendo alguna gota que otra.



Una vez que paso el refugio de Corones, la pista se acaba y me alegro de empezar a pisar terreno verdaderamente de montaña.

La poca gente que veo está buscando setas o está descendiendo, nadie parece aventurarse a subir a las alturas con el tiempo que hace.



Al igual que hasta ahora, a medida que gano altura, pierdo visibilidad. Ya no se si está lloviendo o es la niebla la que me moja.

Ibón Baixo de Vallibierna:



Antes de acabar de subir hasta el Coll de Vallibierna, echo un vistazo atrás para ver los dos ibones del mismo nombre.



Antes de que se moje más, guardo la cámara a salvo del agua y me centro en andar, ya que tampoco hay más a donde mirar que no sea el suelo.

Una vez en el collado, desciendo por la otra vertiente sin más miramientos, esperando que al perder altura el tiempo vuelva a mejorar.

La idea era seguir diréctamente hacia el Coll de Salenques, pero con el tiempo que hace ni me lo planteo, prefiero seguir un sendero a ir saltando de roca mojada en roca mojada.

Una vez que pierdo altura, como esperaba, el tiempo mejora algo y me atrevo a volver a sacar la cámara, no sin dudar, para fotografiar el Estany de Cap de Llauset y su entorno.



El entorno da la sensación de ser digno de ver, pero yo solo puedo intuirlo. No puedo resistirme a exponer la cámara a la llovizna cuando veo el Estany Cap de Anglios.



Otro lago, con una cabaña al fondo:



Tras el "paseo" por los múltiples lagos, el descenso vuelve a ser más acusado. En muchos momentos me parece increíble que una carrera de montaña pase por un terreno tan difícil de correr. Iluso de mi...

El entorno, eso si, es espectacular, y más con los colores otoñales. En la foto, la parte baja del valle de Salenques:



Una vez en el fondo del valle, giro a la izquierda y vuelvo a ascender inmediátamente. Tengo que remontar el valle de Salenques, de donde viene el agua de la cascada del Pi, en la imagen:



Algunas hojas ya han empezado a caer y tapan el sendero, así que tengo que intuir por donde va. A medida que voy subiendo, el tiempo vuelve a empeorar y además me encuentro con que tengo que poner las manos en las rocas varias veces.

Cada vez es más difícil seguir el difuso sendero, tengo que atravesar un riachuelo tras otro y cada vez hay más rocas, mojadas. Mala situación para no seguir un sendero.

Algunos hitos parecen querer orientarme pero el terreno es demasiado caótico como para encontrar un buen sitio por el que seguir, los bloques de roca, de todos los tamaños, lo cubren todo. Ahora si que me parece increíble que una carrera pase por aquí...

Tras varios intentos seguir los hitos, me doy cuenta de que importa bastante poco el seguirlos o no, así que decido trazar mi propio camino. Gano altura por una de las laderas del valle hasta que puedo ver parte del caos en perspectiva y diseño mi propio recorrido.

Voy progresando a duras penas y finalmente, cuando veo un trozo de hierba, decido montar allí la tienda, antes de que se me haga de noche entre piedras. Después de pelearme con las piedras del subsuelo consigo montar la tienda y una vez ceno, cierro los ojos con ganas de que la próxima vez que los abra vea una mañana soleada...

Días: 1 - 2

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