Mi Algoritmo Vital Grandes Rutas y Material Contactar Buscar buscar
Ambos ganamos si agradeces, aportas ideas o compartes un artículo. Gracias. 😘

Vuelta al Aneto: Fotos: Día 2

Días: 1 - 2

Tras las eternas horas de noche, tranquila, por la mañana vuelve a lloviznar y por si fuera poco, hace un viento importante. Eso si, las nubes se mueven rápido, así que espero que acabe despejando.

La tienda, montada sobre más agua que tierra, sin estar bien montada y mal protegida del viento, una maravilla de campamento vaya:



Al de 5 minutos de empezar a andar ya estoy volviendo sobre mis pasos, el plan de ayer no era tan bueno. Decido cambiar de lado del valle, con la clara idea de seguir el sendero cuando me lo encuentre, pero principalmente de seguir mi propio camino, ganando altura por una ladera para evitar el fondo del valle, la zona más caótica.

A medida que voy subiendo por el valle los bloques van siendo más pequeños y la progresión es más fácil, pero en la misma medida el viento va acentuándose hasta ser insoportable.

La parte más "amable" de la parte alta del valle de Salenques, sin bloques enormes:



Una vez más, vuelvo a centrarme en cada paso que doy, esta vez intentando que el viento no me desequilibre. Tras unas duras rampas, llego al collado, donde rápidamente me tiro al suelo y me resguardo en un pequeño circulo de piedras. El viento que viene de la otra vertiente es infernal.

Se me pasa por la cabeza volver a descender el valle de Salenques hasta encontrar una carretera y luego buscarme la vida, pero me parece una locura volver a atravesar el caos de rocas que ya he sufrido, y con una vez suficiente.

La decisión es clara, adelante. Aprovecho el resguardo de las rocas para comer, ya que no se cuando el viento me dejará volver a hacerlo. Pongo los bastones en la mochila, ya que necesitaré de las manos para que el viento no me tire, aprieto fuerte todas las cintas de la mochila y me levanto con una consigna clara: No importa el viento o el frío, cada paso que de tiene que ser seguro. Por un instante, cuando me levanto, veo un gran nevero y me asusta tener que cruzarlo en estas condiciones, pero pronto veo que lo voy a poder esquivar.

Agarrándome con las dos manos con fuerza a las rocas y dando pequeños y seguros pasos voy bajando. La cara y las manos se me van quedando heladas y los ojos me lloran, pero tengo la consigna muy clara: El frío y el viento siguen sin importar, cada paso que de tiene que ser seguro.

Cuando ya he descendido unos cuantos metros el viento se reduce bastante y respiro aliviado, aunque el terreno es, una vez más, un auténtico caos de bloques de roca. Poco a poco voy descendiendo por donde mejor me parece, saltando de roca en roca hasta que una de ellas me da un susto aplastándome un pie contra otra. Vuelvo a acordarme de la seguridad y ya con más cuidado voy perdiendo altura hasta que veo el Ibón de Barrancs y justo antes... ¡¡¡un tramo llano y de hierba!!!



Ya en el llano, disfruto relajándome a cada paso que doy sobre una blandita alfombra de hierba. La relajación me dura poco cuando me doy cuenta de por donde tengo que seguir, y es que una vez más, la orilla del lago es un caos de rocas sin sendero a la vista.

Casi tomándomelo ya con humor, empiezo a buscar por donde seguir cuando de repente, se abre un pequeño claro en el collado Salenques, dejándome ver toda la bajada que he hecho.



Una vez bordeado el lago, donde esperaba un camino claro, vuelvo a darme en las narices con la realidad, ya que aunque es claro por donde tengo que seguir, de sendero cómodo tiene poco.

A medida que pasa el tiempo el cielo se va despejando y por fin veo el Aneto y su glaciar.





El sendero va haciéndose más cómodo hasta que finalmente llego al Pllan d'Aiguallut, el punto más deseado de la ruta, y por suerte hace buen día, quien lo diría hace un rato...



En Aiguallut me recreo sacando fotos hacia todos los lados...


...hasta que finalmente me despido con una espectacular vista, con el Aneto al fondo.



El descenso hasta La Besurta es sencillo y después evito bajar por la carretera cogiendo un sendero que me hace pasar por bonitos rincones como el Pllan d'Estan de Dalt:



O el Pllan d'Estañ:



Sigo con el descenso, pasando por el Hospital de Benasque, un hotel a 1760 metros en medio de los Pirineos. Vuelvo a evitar la carretera cogiendo un sendero que me hace superar los últimos repechos de la ruta y me deja, ya con las últimas luces del día, en los Baños de Benasque.



Tras un tramo de carretera, cojo una pista que por la orilla del Río Ésera me lleva hasta el coche, ya completamente de noche. No puedo evitar recordar donde estaba esta mañana...

Días: 1 - 2

¿Qué opinas?

Añade un comentario: