Este es mi modelo, que no tiene por qué funcionar para tí. Como todos los modelos, es una simplificación de la realidad para facilitar su comprensión, y por tanto, no la representa al 100%.
La única necesidad humana universal es el poder de autorregulación [1]: la homeostasis. La homeostasis es un conjunto de procesos de regulación que buscan el equilibrio tras cada pequeño cambio vital.
Por definición, una necesidad es algo imprescindible para vivir sin sufrimiento. Algo imprescindible es algo de lo que no hay alternativa. Que una persona concreta o la humanidad completa no conozcan una alternativa, no implica que no la haya. La mayoría de lo que percibimos como necesidades son, en realidad, recursos.
Para satisfacer la necesidad de homeostasis tenemos múltiples recursos que conviene equilibrar. Los clasifico en 4 familias de recursos, que en realidad están interconectadas:
- Cuerpo: recursos físicos.
- Mente: recursos cognitivos.
- Economía: tiempo, dinero, objetos.
- Relaciones: personales y con el ecosistema.
La queja es una señal de desequilibrio, independientemente de si es verbalizada o no. Las acciones ante el problema que genera el desequilibrio pueden ir encaminadas a:
- Solucionarlo: yo solo o pidiendo ayuda.
- Agradecerlo: desde la alegría, viendo el lado positivo.
- Aceptarlo: desde la neutralidad.
- Asumirlo: desde la resignación.
- Seguir en la queja: la forma inconsciente de pedir ayuda, en ocasiones molesta.
Toda acción tiene consecuencias sobre varios recursos y familias de recursos, sea a nivel consciente o inconsciente, y a nivel local y global (yo - mi entorno - país - planeta). Una acción eficiente es aquella con consecuencias que equilibran el conjunto de todos los recursos. Podemos clasificar las consecuencias de las acciones en 3 zonas con límites difusos, según lo probables y previsibles que sean (muy, medianamente o poco, muy poco) [2]:
- Zona de control.
- Zona de influencia.
- Zona de preocupación.
En la práctica diaria
Observo mis quejas y acciono, preferentemente cerca de mi zona de control. Sobre lo que no tengo mucha influencia, considero suficiente accionar mínimamente "poniendo un granito de arena" y aceptar la realidad. Pienso global (mi entorno), actuo local (sobre mí).
Optimizo mis acciones: eso que me pide ahora el cuerpo / la mente consciente, ¿a qué recursos favorece? ¿y a cuáles podría perjudicar? ¿hay una alternativa mejor?
Uso lenguaje empoderante: evito pensar "necesito...". Prefiero usar "quiero...", "me conviene...", "me vendría bien...", etc.
Me motivo con mi objetivo vital: cuidar el equilibrio de mis recursos. La plenitud viene sola, es la consecuencia.
¿Cómo sienta la homeostasis?
Entiendo que en estados cercanos a la homeostasis, la sensación es de plenitud o eudamonía, equilibrio, fortuna, paz, bienestar, felicidad.
¿Es esta una teoría individualista o colectivista?
Es una teoría individualista en transición al colectivismo. Entiendo que todo está interrelacionado con relaciones causa - efecto, y por tanto, no hay ninguna acción del individuo que no afecte al colectivo. Por tanto, en las relaciones que no entendemos debería priorizarse la libertad del individuo, pero en las relaciones que creemos entender mediante demostraciones científicas, debería primar el interés colectivo.
¿Cuantas relaciones personales son suficientes?
Cuantas más relaciones personales mantenga, más probabilidades hay de encontrar ayuda si quiero algo muy específico, pero mantener muchas relaciones tiene un coste de oportunidad alto. Me ayuda preguntarme: ¿tengo suficientes relaciones con personas a las que pedir ayuda?
Más
Mi Algoritmo Vital es la aplicación práctica de esta teoría.
Mente - cuerpo: su relación explicada mediante lo que sabemos de la consciencia.
Referencias
1. Teorías de las necesidades humanas
2. Círculo de influencia de Covey.
3. Alostasis: un término innecesario, fruto de una mala interpretación del término homeostasis. DAY, Trevor A. Defining stress as a prelude to mapping its neurocircuitry: no help from allostasis. Progress in Neuro-Psychopharmacology and Biological Psychiatry, 2005, vol. 29, no 8, p. 1195-1200.
¿Qué opinas?
Añade un comentario: