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6 Handiak, Laguardia - Uharte Arakil: Día 1

Días: 0 - 1 - 2 - 3 - 3+1

No tardo en encontrar nieve en cuanto gano altura. De momento no resulta más que una pequeña complicación así que disfruto de ella.



Encuentro montones de huellas como la siguiente, si no me equivoco, de tejón.



El grosor de la capa de nieve y el aspecto invernal del paisaje van aumentando progresivamente.




En el Puerto del Toro dejo la mochila y con lo indispensable me dirigo a la cima del Cruz del Castillo. Ni me planteo el subir al Larrasa en estas condiciones.



La cosa se complica hasta el punto de casi darme la vuelta. Ya no solo tengo que abrir huella, también tengo que quitar ramas y más ramas del camino.

Por ahí tengo que pasar.



Finalmente y tras un buen esfuerzo llego a la cima. Foto y para abajo, no hay vistas.



No tardo demasiado en encontrarme con gente que sube hacia la cima. Me hubiese ahorrado un buen esfuerzo madrugando media hora menos...

Ya llegando al valle se empieza a abrir el cielo.



Me dirigo a Navarrete. Da gusto no pisar nieve cuando se quiere avanzar.



Atrás quedan Villafría y la Sierra de Cantabria.



A la dcha veo la también nevada Sierra de Kodes, coronada por el Joar.



Embalse El Espinal, tras pasar Urturi. No me lo esperaba tan bonito.




De izq a dcha, las cimas Soila, Muela y Peña del Santo. Debajo de esta, el pueblo San Román de Campezo / Durruma Kanpezu.



Inmensos bosques.




Árboles hasta en el agua...



Parece que vuelve la nieve...



A lo lejos el Kapildui, próximo objetivo. Esto sin nieve debe ser muy llevadero.



Aprovecho cualquier huella que encuentro, humana, animal, o como en este caso, motorizada. Mojarse los pies no importa, es más, me alegro cada vez que por la rodera va algún pequeño arroyo limpiándola de nieve.



Vuelta a la realidad y a abrir huella.




Por fin, Kapildui y su radar meteorológico.



Al fondo aparece Vitoria con el Gorbea detrás.



Esto si que está algo frío, pero al fin y al cabo es la forma de progresar que requiere menos esfuerzo y los pies pronto entran en calor.



Valle de Berroci, propiedad del Gobierno Vasco y utilizado para entrenamiento de la Ertzaintza. Acceso prohibido por lo tanto. A la dcha el Kapildui.



Ya en el Puerto de Azaceta decido desviarme hasta la ermita de San Bitor y pasar allí la noche.



Pasan pocos minutos entre que saco la comida de la mochila y veo acercarse un visitante bonito pero poco deseable. Un ratón. Mi última guerra con ratones, en la ARC, la ganaron ellos mientras yo dormía. Esta vez pienso luchar por mi comida.


Espero a que el ratón se acerque y ZAS! Bastonazo en el suelo. Me paro a pensar friamente y me doy cuenta de que así no voy por buen camino. Por mucho que acabe con este, vendrán más y no puedo estar toda la noche de guardia. Para eso, mejor en la calle. Observo a mi alrededor y observo un hueco en la pared. No me ofrece seguridad, pero pongo en él la comida.


El ratón parece no acercarse, pero de repente lo veo al lado de la bolsa. Cuando ya empiezo a asumir que mañana tendré alguna bolsa agujereada y algo menos de comida, se me ocurre pensar en metodos tradicionales anti-ratones. Pienso en los horreos y sus tornarratos y se me ocurre lo siguiente:


Con un poco de suerte ningún ratón será capaz de subir a la parte alta del bidón gracias a su pendiente inicial mayor de 90º. Quedan las partes delantera y trasera, pero bueno, a ver mañana con qué me encuentro...

Ahora desde casa veo una solución bien fácil y más segura, tan sencilla como tapar la comida con el bidón.

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