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Me despierto y sin levantarme veo que ya es de día, comprobando también que me encuentro bastante recuperado. Miro el reloj y... todavía no ha anochecido!!!
Tras pasar, ahora si, la noche y descansar fantásticamente, me encamino hacia el Peña Bistruey, dejando abajo la cabaña y un establo contiguo.
Jugando con el límite del mar de nubes, empiezo a ver la cima.
A la izquierda voy viendo el Curavacas.
Y enfrente el Peña Prieta:
Estoy un rato en la cima del Peña Bistruey tomando el sol como una lagartija, sabiendo que en cuanto pierda unos metros me engullirá la niebla. Según empiezo a descender, la niebla se disipa y me permite disfrutar de los valles que tengo tanto a la izquierda como a la derecha.
Hacia la izquierda el valle del río de Pineda.
Y hacia la derecha, el valle del río de La Requejada, con Peña Ginesta a la derecha y el Pico Mamozán al fondo.
Mirando atrás, dejo el Peña Bistruey prácticamente descubierto.
Desde el collado Aruz me encamino hacia el Pico Pumar por veredas de ganado en un principio, pero sin sendero claro después. Ya en la cima, empiezo a intuir un gran ambiente de montaña.
Desciendo al collado del Mostajo evitando la cresta por un pedregoso e incomodo terreno, sin sendero claro en ningún momento. Aún así, las vistas son cada vez mejores, entre otros, gracias al Curavacas y al Peña Prieta.
Ya en el ascenso al Peña Quebrada, el Curavacas se hace espectacular.
Atrás quedan la cresta recorrida, el Pico Pumar tapado por una nube y el Pico Lezna a la derecha.
En la cima los cortados se muestran imponentes.
Ya en descenso hacia el collado anterior al Peña Prieta, este se va haciendo cada vez mas tentador.
Los valles también son espectaculares.
Ya en la Vega la Canal, el macizo del Curavacas me muestra toda su grandeza.
Ya que la meteorología y mis fuerzas me lo permiten, decido subir por la arista SE del Peña Prieta, donde el ambiente es ya totalmente de alta montaña.
A mi izquierda voy dejando la Laguna de Fuentes Carrionas.
Y atrás el tramo cómodo de la cresta.
En el tramo final voy encontrándome diferentes complicaciones como fáciles trepadas y destrepadas o terreno empinado e inestable, pero buscando con detalle el mejor itinerario, llego sin problemas a una antecima del Peña Prieta desde donde no me cuesta demasiado llegar a la cima principal.
En unos minutos, subo tambien al Tres Provincias, donde el Peña Prieta me muestra la cara contraria a la que venía viendo.
Me despido del Peña Prieta y de sus interminables precipicios...
...para descender por una amplia loma, tramo que se me hace especialmente duro por la ausencia de sendero, lo avanzado de la jornada y la falta de agua.
A mi izquierda voy dejando el Pico Cuartas.
Finalmente consigo descender a un riachuelo que baja por mi derecha y cargo agua al máximo, dando por hecho que a partir de aquí puede haber bastante ganado y por lo tanto, nada de agua que poder beber con seguridad.
Paso por el Boquerón de Bobias, y empiezo a divisar el espectacular paraje de la Vega del Naranco.
Desciendo y ya tranquilamente acabo la etapa en una cabaña en medio del valle glaciar, un buen broche para una buena jornada.
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