Días: 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8
Visto lo de ayer, no se lo que me encontraré hoy, asi que madrugo, ya que además, cada día hace más calor.
La motivación se nota a la hora de sacar fotos.
Aunque sigo ascendiendo sin sendero, de momento puedo aprovechar la zona de pasto.
Finalmente tengo que meterme por el brezal hasta que consigo enlazar con el camino que quería haber cogido ayer y subir hasta la cima. Allí puedo disfrutar del desfiladero de Los Beyos entre otros.
También veo que llegar al Peña Ten me va a costar.
A veces sin sendero por brezales y otras con él, pero rodeado de vegetación más alta, continuo por el cordal, mientras que la temperatura y la humedad cada vez son más agobiantes. Voy bordeando algunas cimas y haciendo otras, pequeñas todas, hasta que veo el Cerro del Porro, ya no tan pequeño (el de la izquierda de la foto).
Trás una empinada subida, sin un sendero demasiado definido, consigo llegar a la cima. Bajo al otro lado hasta la Collada de Valdemagán y decido no continuar por el cordal. Caminar por este terreno no es nada cómodo y todavía tengo que subir al Peña Ten, asi que decido bajar por el valle de Carcedo y luego subir hacia el puerto de la Fonfría.
Doy vista al macizo del Mampodre mientras que voy bajando por la alfombra verde que llevo ahora por camino.
Una vez en lo alto del puerto de la Fonfría, el Peña Ten se muestra imponente.
Es mediodía y hace bastante calor, asi que me echo una siesta en una de las vegas a los pies del Peña Ten. La idea es recorrer todo el cresterio de derecha a izquierda hasta llegar a la cima.
Con la idea de encontrar un camino claro, comienzo la ascensión y pronto me doy cuenta de donde estoy. Me pregunto, estando una cima relativamente conocida asi de poco transitada, como estaran las del resto de la travesia. De todos modos, la subida es espectacular, con el Pileñes a la derecha.
La arista se acaba convirtiendo en rocosa, pero no demasiado estrecha como para seguirla con relativa comodidad.
Con especial cuidado en algún punto que otro, acabo llegando a la cima, con una vista espectacular sobre las vegas antes cruzadas.
Por más que me esmero, no consigo ver a nadie en lo que me alcanza la vista, y eso que es domingo. La idea era bajar hacia el N, pero viendo la inclinación, decido continuar por la cresta, ahora si, por sendero, aunque finalmente este se hace dificil de seguir cuando la roca da paso a la hierba. El Peña Ten me ha dejado muy buen sabor de boca y no puedo dejar de mirarlo.
En el descenso no me puedo quitar de la cabeza como me encontraré los caminos a partir de mañana. Miro al comienzo de la etapa de mañana y no me da nada buena espina, veo mucha vegetación baja...
Decido acabar la etapa un poco antes de lo previsto, ya que me encuentro una cabaña en buen estado. Pensaré en las diferentes posibilidades y tomaré una decisión. Al poco entra un hombre en la cabaña. Ha visto la puerta abierta y ha venido a cerrarla para que no entre el ganado. Hablamos un rato, principalmente de la zona, y le pregunto por el terreno de la etapa de mañana. Me dice que no lo tendré fácil. Finalmente me recomienda otra cabaña de más abajo y me acompaña hasta allí. Es más nueva, aunque está al lado de un cobertizo de ganado y hay bastantes moscas.
Ya tengo bastante claro, que con cierta pena, mañana no seguiré. La travesía ha sido muy bonita y no quiero estropearla. Mañana por la mañana descenderé a la carretera del puerto de Tarna y subiré por ella haciendo dedo para llegar a algún pueblo algo grande.
Días: 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8
Visto lo de ayer, no se lo que me encontraré hoy, asi que madrugo, ya que además, cada día hace más calor.
La motivación se nota a la hora de sacar fotos.
Aunque sigo ascendiendo sin sendero, de momento puedo aprovechar la zona de pasto.
Finalmente tengo que meterme por el brezal hasta que consigo enlazar con el camino que quería haber cogido ayer y subir hasta la cima. Allí puedo disfrutar del desfiladero de Los Beyos entre otros.
También veo que llegar al Peña Ten me va a costar.
A veces sin sendero por brezales y otras con él, pero rodeado de vegetación más alta, continuo por el cordal, mientras que la temperatura y la humedad cada vez son más agobiantes. Voy bordeando algunas cimas y haciendo otras, pequeñas todas, hasta que veo el Cerro del Porro, ya no tan pequeño (el de la izquierda de la foto).
Trás una empinada subida, sin un sendero demasiado definido, consigo llegar a la cima. Bajo al otro lado hasta la Collada de Valdemagán y decido no continuar por el cordal. Caminar por este terreno no es nada cómodo y todavía tengo que subir al Peña Ten, asi que decido bajar por el valle de Carcedo y luego subir hacia el puerto de la Fonfría.
Doy vista al macizo del Mampodre mientras que voy bajando por la alfombra verde que llevo ahora por camino.
Una vez en lo alto del puerto de la Fonfría, el Peña Ten se muestra imponente.
Es mediodía y hace bastante calor, asi que me echo una siesta en una de las vegas a los pies del Peña Ten. La idea es recorrer todo el cresterio de derecha a izquierda hasta llegar a la cima.
Con la idea de encontrar un camino claro, comienzo la ascensión y pronto me doy cuenta de donde estoy. Me pregunto, estando una cima relativamente conocida asi de poco transitada, como estaran las del resto de la travesia. De todos modos, la subida es espectacular, con el Pileñes a la derecha.
La arista se acaba convirtiendo en rocosa, pero no demasiado estrecha como para seguirla con relativa comodidad.
Con especial cuidado en algún punto que otro, acabo llegando a la cima, con una vista espectacular sobre las vegas antes cruzadas.
Por más que me esmero, no consigo ver a nadie en lo que me alcanza la vista, y eso que es domingo. La idea era bajar hacia el N, pero viendo la inclinación, decido continuar por la cresta, ahora si, por sendero, aunque finalmente este se hace dificil de seguir cuando la roca da paso a la hierba. El Peña Ten me ha dejado muy buen sabor de boca y no puedo dejar de mirarlo.
En el descenso no me puedo quitar de la cabeza como me encontraré los caminos a partir de mañana. Miro al comienzo de la etapa de mañana y no me da nada buena espina, veo mucha vegetación baja...
Decido acabar la etapa un poco antes de lo previsto, ya que me encuentro una cabaña en buen estado. Pensaré en las diferentes posibilidades y tomaré una decisión. Al poco entra un hombre en la cabaña. Ha visto la puerta abierta y ha venido a cerrarla para que no entre el ganado. Hablamos un rato, principalmente de la zona, y le pregunto por el terreno de la etapa de mañana. Me dice que no lo tendré fácil. Finalmente me recomienda otra cabaña de más abajo y me acompaña hasta allí. Es más nueva, aunque está al lado de un cobertizo de ganado y hay bastantes moscas.
Ya tengo bastante claro, que con cierta pena, mañana no seguiré. La travesía ha sido muy bonita y no quiero estropearla. Mañana por la mañana descenderé a la carretera del puerto de Tarna y subiré por ella haciendo dedo para llegar a algún pueblo algo grande.
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