Días: 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8
Me despierto de espaldas al no-ventanal y me giro mientras en mi interior se oye un "por favor..." e inmediatamente después, un "¡¡¡si!!!". Hoy toca disfrutar más y sufrir menos.
Decido desayunar en el cercano Tres Mares, a donde subo viendo la Luna llena.
Mientras, va amaneciendo.
Ya en la cima y con los primeros rayos de sol, la mirada se me pierde entre infinidad de montañas, destacando el cordal del Peña Labra en primer plano.
Retrocedo hasta encontrar un sendero que me lleva hacia el Peña Labra, pasando bajo el propio Tres Mares. A mi derecha voy dejando la sierra de Peña Sagra y el precioso valle de Polaciones.
Y hacia adelante, voy disfrutando del espectacular cordal, viendo a lo lejos los Picos de Europa.
Subo hasta la cima del Peña Labra y retrocedo hasta encaminarme hacia el puerto de Piedrasluengas. Donde esperaba encontrarme un camino trillado y mas que claro, me encuentro con una difusa senda marcada con algunos hitos. No me queda otro remedio que pegarme con las escobas. Ahora agachado, ahora de lado, ahora agarro esta, ahora esta me da en la cara...
Las vistas, eso si, soberbias. Peña Abismo en la foto.
Un escobal como el de la foto he tenido que pasar. Bonito, pero mejor de lejos.
Finalmente, llego a un mirador con buenísimas vistas en lo alto del puerto, destacando el valle de Valdeprado a un lado...
...y el Peña Labra al otro, con unas nubes que llevan un rato queriéndome pillar.
Voy bordeando varias cotas camino del macizo calizo del Peña Ciquera...
...el cual acabo dejando a la derecha.
Las vistas son bonitas hacia cualquier lado. En este caso hacia la tierras del nacimiento del Pisuerga.
Y al lado contrario, Peña Cigal, Peña Camponuera, Pico Corcina y Peña Bistruey entre nubes, al cual me dirijo. Todos ellos rodeando el pequeño pueblo de Caloca.
Aunque hoy no haya niebla uno también se puede fijar en lo de cerca...
Aunque levantar la mirada significa perderse una vez más en inmensos paisajes.
Finalmente, caminando por una cómoda pista, intentando ver alguna huella de oso pero sin resultado y siempre bordeando cotas, llego a una cabaña en buen estado, con colchón incluido. Viendo que es demasiado tarde para subir al Peña Bistruey y luego buscar donde dormir, decido acabar aquí la etapa.
Días: 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8
Me despierto de espaldas al no-ventanal y me giro mientras en mi interior se oye un "por favor..." e inmediatamente después, un "¡¡¡si!!!". Hoy toca disfrutar más y sufrir menos.
Decido desayunar en el cercano Tres Mares, a donde subo viendo la Luna llena.
Mientras, va amaneciendo.
Ya en la cima y con los primeros rayos de sol, la mirada se me pierde entre infinidad de montañas, destacando el cordal del Peña Labra en primer plano.
Retrocedo hasta encontrar un sendero que me lleva hacia el Peña Labra, pasando bajo el propio Tres Mares. A mi derecha voy dejando la sierra de Peña Sagra y el precioso valle de Polaciones.
Y hacia adelante, voy disfrutando del espectacular cordal, viendo a lo lejos los Picos de Europa.
Subo hasta la cima del Peña Labra y retrocedo hasta encaminarme hacia el puerto de Piedrasluengas. Donde esperaba encontrarme un camino trillado y mas que claro, me encuentro con una difusa senda marcada con algunos hitos. No me queda otro remedio que pegarme con las escobas. Ahora agachado, ahora de lado, ahora agarro esta, ahora esta me da en la cara...
Las vistas, eso si, soberbias. Peña Abismo en la foto.
Un escobal como el de la foto he tenido que pasar. Bonito, pero mejor de lejos.
Finalmente, llego a un mirador con buenísimas vistas en lo alto del puerto, destacando el valle de Valdeprado a un lado...
...y el Peña Labra al otro, con unas nubes que llevan un rato queriéndome pillar.
Voy bordeando varias cotas camino del macizo calizo del Peña Ciquera...
...el cual acabo dejando a la derecha.
Las vistas son bonitas hacia cualquier lado. En este caso hacia la tierras del nacimiento del Pisuerga.
Y al lado contrario, Peña Cigal, Peña Camponuera, Pico Corcina y Peña Bistruey entre nubes, al cual me dirijo. Todos ellos rodeando el pequeño pueblo de Caloca.
Aunque hoy no haya niebla uno también se puede fijar en lo de cerca...
Aunque levantar la mirada significa perderse una vez más en inmensos paisajes.
Finalmente, caminando por una cómoda pista, intentando ver alguna huella de oso pero sin resultado y siempre bordeando cotas, llego a una cabaña en buen estado, con colchón incluido. Viendo que es demasiado tarde para subir al Peña Bistruey y luego buscar donde dormir, decido acabar aquí la etapa.
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