Etapas: 0 - 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 9 - 10 - 11 - 12 - 13 - 14 - 15 - 16 - 17 - 18 - 19 - 20
A la mañana siguiente no me desperté mejor, pero decidí seguir poco a poco. No tardé mucho en descubrir que la solución era estirar muchísimo el abductor derecho. Como cada estiramiento no me permitía más que andar unos pocos metros, tuve que cambiar mi forma de andar para estirar automáticamente a cada paso que daba.
Verme supongo que daba bastante pena, porque me preguntaron un par de veces si podía seguir.
Efectos de un alud.
Poco a poco fueron mejorando, tanto mi rodilla, como el paisaje, y acabé pletórico de fuerza y moral, en la cima del Canigó, que en un principio no tenía pensado haber hecho.
Tramo final de la ascensión.
Cima del Canigó.
En la cima encontré un montón con manojos de palos amarrados con cintas de la bandera catalana. Como antes había visto gente porteando manojos, supuse que era alguna tradición y yo también eché mis palos.
Se trataba de la Flama del Canigó, en la que se queman todos esos palos como símbolo de la unidad de los países catalanes.
El descenso era, en teoría, el primer punto algo complicado de la ruta, y más no teniendo la rodilla al 100%.
No supuso un gran problema y acabé el día practicando inglés con un alemán y dos franceses.
La parte complicada tras haberla superado.
El refugio libre de Marialles estaba bien, pero el alemán y yo preferimos vivaquear fuera.
¿Qué opinas?
Añade un comentario: