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Durante la noche me alegré de estar bajo techo. Truenos y lluvia para aburrir. Por la mañana todavía me alegré más. Desprendimientos, senderos convertidos en arroyos, ríos crecidos y difíciles de cruzar...
Desprendimientos.
Lentamente fui descendiendo en un ambiente de mucha humedad. Al principio tuve cuidado de no mojarme los pies, pero viendo que era imposible, decidí que era mejor despreocuparme de llevarlos mojados.
Vadeo delicado.
Pla de la Borda, tras pasar el Pla de Boavi.
Senderos convertidos en arroyos.
Gran desprendimiento bajo el Pic de Becero.
Pic de Certascan.
Estany de Certascan, el lago natural más grande de los Pirineos.
Más arriba, vi que para llegar al Coll de Certascan iba a tener que pisar un nevero y quizás empinado.
Finalmente, lo pude evitar por un costado, pero en el descenso posterior tuve que pisar nieve semitapada por desprendimientos y en un estado que no daba mucha confianza...
Estanys de Guerosso y Pic de Flamisella.
Estanyol de Guerosso.
La abundancia de agua me hizo cruzar el Pirineo con muy poca agua en la mochila. Lo habitual era no llevar nada y beber cuando aparecía.
Pleta Vella.
Como se ve en las fotos, los lagos recibían y expulsaban gran cantidad de agua, y eso ocasionó lo siguiente:
Pleta de Guerosso.
Tuca de la Cima.
Una vez en el fondo del valle, pasé por Noarre, un pueblo abandonado, donde curiosamente vi las únicas dos señales haciendo referencia a la HRP en toda la ruta.
A esta mariposa le debió gustar mi sudor, porque no se fue ni al ponerme la correa del bastón.
Las nubes parecían volver a anunciar tormenta, pero esta vez no crecían tan rápido, así que seguí sin prisa, pero sin pausa. El sendero cada vez era menos claro y acabé progresando por placas de roca modeladas por algún antiguo glaciar y superando un lago tras otro.
Serra de les Canals.
Azucena de los Pirineos - Lilium Pyrenaicum.
Mont Roig.
Serra de les Canals.
Placas pulidas por un glaciar.
Estany de Llavera.
Estrecho desagüe del Estany Inferior de la Gallina, delicado de atravesar. Suficiente para no poder cruzarlo de un salto, y suficiente para que el agua llevase bastante fuerza y profundidad.
Caos de placas modeladas por hielo glaciar.
Estanys de la Gallina.
Estany Major de la Gallina.
Curiosamente, en uno de los lagos, solo en uno, había una plaga de mosquitos hambrientos. Concretamente, en el siguiente, la Bassa de Curiós. Se me tiraban a las piernas y no daba a basto a pasar las manos para quitarlos. Corrí hasta un alto donde pegaba el viento y allí me puse las mallas largas para poder acabar de bordear aquel y otros lagos, en los que no vi ni un mosquito.
Estany de Calberante y Estany de la Gola.
Estany de Buixasse.
Vista atrás desde el Coll de la Cornella.
Estanyet de la Tartera y Bassa Xica de la Tartera.
En la última bajada del día, más offtrail y caos de bloques.
Una roca que parecía el tronco de un árbol, con anillos incluidos.
Después, un par de preciosos lagos más y finalmente un largo descenso en el que no acababa de haber un sendero claro.
Bassa de Sobriu.
Vall d'Isil.
En las Bordas de Pina, viendo que la tormenta no parecía que fuese a explotar, decidí vivaquear, pero en medio de la noche tuve que levantarme a poner la tienda cuando note algunas gotas en la cara. Unos minutos después los rayos y el agua caían con ganas.
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