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Tras el amanecer, recorrí el valle glaciar de Ossoue y crucé un par de neveros con la nieve todavía helada.
Valle y Barrage de Ossoue.
Llevaba crampones en la mochila, pero no llegué a utilizarlos en toda la ruta. Si las ovejas podían, yo también.
Después pasé bajo el Glaciar de Ossoue y en el collado di vista al espectacular Vignemale. Todavía más espectacular desde el valle de Oulettes de Gaube, un sitio de visita obligatoria.
Glaciar de Ossoue.
Hourquette d'Ossoue y Vignemale.
Glaciar des Oulettes, a 2400m, el situado a menos altura en todo Pirineos.
Valle des Oulettes de Gaube y Lac de Gaube.
Vignemale.
Azalea de montaña o Rhododendron ferrugineum, una de las culpables de hacer el Pirineo tan bonito.
Vignemale y su espectacular corredor, el Couloir de Gaube.
Tirado en el suelo en busca del encuadre perfecto.
Una vez más, en la gloria.
Petites Oulettes.
Oulettes de Gaube. A la izquierda aparece también el Glaciar del Petit Vignemale.
Parada obligatoria.
Después de un buen rato de relax, pasé al siguiente valle, con vistas a otra vertiente del Vignemale.
Venas de agua más que fría.
Grand Pic d'Arratille sobre el Col d'Arratille.
Valle del Ara.
Tercera cara del Vignemale.
Lac du Col d'Arratille.
Un resbalón y... al agua.
Lac d'Arratille.
Pico Gran Facha a la izquierda y Petit Fache a la derecha.
Lac de Arratille.
Petit Fache a la izquierda y Valle de Cambalès a la derecha.
Gave de Cambalès.
Tras el descenso, el cielo empezó a dar respeto, pero decidí seguir a buen ritmo y cruzar otro collado más antes de que llegase la tormenta.
Picos de Marcadau y Falisse.
Valle de Marcadau.
Picos Wallon, Pouey Laou, Gerretet, Chabarrou y Alphonse Meillon.
Lacs de la Fache. A la derecha, última vista al Vignemale.
Lacs de la Fache asomados al balcón.
Subí a tal ritmo que cuando llegué al Col de la Facha me parecía imposible haberlo hecho tan rápido. Los truenos hacen milagros... Al otro lado del collado, el embalse de Respomuso, a donde pensaba bajar, y a lo lejos, otro gran pico, el Midi d’Ossau.
Todavía me quedaba cruzar los neveros más difíciles del día y de la ruta, con frágiles puentes de nieve que tuve que evitar. Me obligué a olvidar la tormenta y bajé sin prisa hasta otro nevero, más fácil que el anterior y que bordeaba el Ibón de la Facha, todavía algo congelado.
Una vez acabado lo más empinado del descenso, y viendo que el desarrollo de la tormenta redujo su velocidad, me relajé hasta el final del día.
Vista atrás.
Ibón de Campoplano y sus prados. Estos no serían visibles si no se hubiese abandonado la construcción de una presa a su lado. Ahora la presa no es más que basura.
Pico de la Peyre.
Ibón de las Ranas y Embalse de Respomuso.
Picos Campoplano, Llena Cantal y Tebarray.
Aproveché un pequeño muro de piedras para protegerme algo del viento que empezaba a hacer.
Longaniza de Graus, gran descubrimiento que hice en la Alta Ruta Prepirenaica y que pude volver a comprar en Benasque. Una delicia.
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